De nuevo vivimos un déjà vu con la prescripción enfermera. A pesar de que la nueva presidencia en la OMC daba esperanzas de una nueva era y nuevos mensajes, las declaraciones de buenas intenciones parecen haberse quedado en eso.

Tras la apertura en el Congreso de una vía para la prescripción enfermera, que por cierto, han apoyado todos los grupos políticos, el sector médico se mostraba en contra de una proposición que, aunque fue al Pleno la pasada semana, se había hecho pública al menos un mes atrás. No es lícito decir que algo no está bien hecho y pedir su retirada cuando ya se ha aprobado, y mucho menos alegando que no se ha intentado limar asperezas entre profesiones.

El presidente del consejo debería hacer memoria, puesto que no es nuevo en la Permanente, y acordarse de la postura inmovilista que mantuvo su organización, que prefería hacer campañas de alerta a la población antes de sentarse a hablar con Enfermería, a pesar de los repetidos intentos por parte de ésta.

Si esto se ha aprobado en un marco de confrontación, como alegan, no es más que porque así lo han querido y provocado. Rectificar es de sabios y aún queda oportunidad para un diálogo constructivo en una normativa por desarrollar.